viernes, 11 de diciembre de 2015

Así crían peces en casa para aliviar el hambre en el barrio más castigado de Sevilla

Los vecinos de uno de los barrios más castigados de Sevilla explotan en sus casas los beneficios de la producción acuapónica.

Uno de los cultivos.

"Dale un pez a un hombre y comerá un día; enséñale a pescar y comerá siempre", dice el proverbio. No hay mar en el Polígono Sur de Sevilla. Pero en sus calles capturan peces de varios kilos y cultivan todo tipo de hortalizas gracias al ingenio de sus vecinos, que ya comen lo que producen mediante la acuaponía, un viejo pero innovador sistema que da alimento de alta calidad a bajo coste. 
Los vecinos del barrio de las Tres Mil Viviendas saben que algo se cuece en la casa de Soledad, una viuda de 67 años que vive desde hace 38 en la calle Lazarillo de Tormes de la barriada Murillo, conocida como Los Verdes por el color de los edificios. Su patio, uno de los pocos legales que existen en el Polígono Sur, acoge una de las pocas instalaciones de acuaponía que existen en España.
Bajo un techo prefabricado, se encuentra un sistema de producción integrada de peces y hortalizas: tres depósitos de mil litros de agua que en apenas cuatro metros cuadrados ya han producido más de 60 kilos de verduras y una veintena de kilos de pescado de la variedad tilapia, parecida a una dorada.
"Los peces son sagrados para mí, los crío pero no me los como. Me da lástima. Son como mis niños", detalla Soledad Nieto, embarcada en esta historia desde hace un par de años. Su día a día cambió en el momento en el que vio entrar por la puerta de su casa las primeras tilapias. "Lo primero que hago cuando me levanto es darles de comer, luego vigilo la temperatura del agua, le cambio los filtros… Estoy todo el día pendiente de los peces y las plantas", narra orgullosa esta vecina de las Tres Mil.
Más allá de la anécdota, la vida de Soledad y su familia ha cambiado a mejor en parte gracias a la asociación Verdes del Sur, que puso los ojos en ella para encomendarle la labor de cuidar el sistema acuapónico. "Tengo cuatro hijos parados: dos viven conmigo y a otro le ayudo con la mitad del alquiler y con los gastos de su niño", explica. "Si les falta algo, ¿se lo voy a negar? No, por poco que dé mi pensión. Y esto de la acuaponía es un alivio. Les doy verdura y hortalizas a mis hijos y también a mis vecinos. Repartimos lo poco que tenemos. No podemos negarnos la ayuda. Ojalá tuviésemos más para repartir».
La asociación Verdes del Sur, precursora de esta innovadora iniciativa junto con la Universidad de Sevilla, quiere llegar a más familias: "Hay mucha necesidad", afirma José Manuel Blanco, coordinador de este colectivo y vecino del Polígono Sur desde el año 1963.
Soledad junto a su cultivo.
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