lunes, 18 de noviembre de 2013

Con el sabor de antaño

Recientemente he vivido dos experiencias que me han gustado mucho, experiencias que han removido visiones, olores y sabores de antaño, de lo auténtico. La trasiega tradicional del vino y un cocido hecho a las ascuas.

Como todos los años, unos más y otros menos, con más o menos grado, por estas fechas, mis amigos hacen la fiesta del vino. Lo cierto es que tras muchos años de asistir a esta fiesta, no me canso de disfrutarla y valorarla.

Tras el cultivo artesanal de las vides y su vendimia por el mes de octubre, un grupo de vecinos y amigos unen sus uvas para elaborar vino, mejor dicho, su vino; el vino que consumen durante el año y que comparten con sus allegados. Una fórmula colaborativa que funciona desde hace siglos y que debe ser ejemplo y pilar para afrontar el nuevo mundo.

Aquí un testimonio del momento

La bodega


El trabajo


La fiesta y los amigos



Al día siguiente preparé una comida para mi familia es un artilugio que me regalaron (gracias P y P) y que me encantó, no sólo por lo bueno que salió, sino por el buen ambiente que nos otorgó.

Hicimos un cocido madrileño en una olla ferroviaria.




Este tipo de artilugio para cocinar se lo inventaron los trabajadores del ferrocarril de la línea de Bilbao a La Roda a finales del siglo XIX, en un afán de comer caliente, rico y barato. utiliza carbón o cualquier tipo de ascuas, y ya que estamos en época de fríos, la simbiosis chimenea (ascuas) + olla ferroviaria es fantástica.

Aquí tenéis el resultado!






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